15 de mayo de 2024

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La Prevencion en tiempos de recesión y/o de inflación.


Efectivamente a los que tuvimos “el privilegio” de ser testigos de estos diferentes períodos económicos también tuvimos la rara sensación, de que sí bien son estadios diferentes en la economía, no fueron con respecto a la prevención de riesgos del trabajo, sobre todo en las Pymes.

En tiempos de inflación era común que el pequeño empresario se quejara que no hacía prevención ésta le “comía” sus ganancias.

Entonces solíamos escuchar excusas más o menos como estas:
– Si los tiempos fueran mejores…
– Si las condiciones fueran otras…
– Si no tuviera deudas…
– Si la empresa trabajara mejor…
– Si ganara lo suficiente…
– Si no tuviera estas preocupaciones…
– Si no hubiera inflación…

Y así podríamos seguir escribiendo un supuesto Manual de Excusas, que no tendría desperdicios. Pero he aquí la sorpresa, que salvo la última referida a la inflación, las excusas, prácticamente no cambiaron a pesar de estar ahora en un período de recesión y anteriormente de relativa calma o estabilidad.

Siempre fueron excusas, excusas para no tomar el problema en sus manos y tomar una decisión de atacarlo.¡¿Porqué será que el argentino medio siempre tiene una excusa a mano para no hacer lo que tiene que hacer?

Siempre dilata las soluciones para el problema de la prevención.

Encontrar excusas para no hacer lo correcto es casi un deporte nacional, es un hábito tan viejo como el ser humano, se practica desde niño y se va perfeccionando con el tiempo. Es un hábito difícil de romper.

Martí Mercadal, un maestro español de la prevención de riesgos laborales, solía explicar esto diciendo que: “En la pirámide de la organización empresarial, la prevención cabe en cualquier escalón… pero sobra en todos”.

O sea que en las empresas no la tienen en cuenta, salvo en las grandes empresas, que tienen bien estudiado el tema y allí sí le dan la importancia que realmente tiene. Pero en la Pymes, seguimos con excusas. Toda excusa es hija de la propia imaginación, en definitiva es una dilación que es lo contrario a la decisión.

Es un enemigo común de los que tienen que tomar la decisión de impulsar la acción, siempre dilatan para más adelante.

La dilación, en prevención de riesgos laborales, se cura de golpe. Sucede cuando el individuo en cuestión dueño de una pequeña empresa, tiene un empleado que sufrió un accidente de trabajo o enfermedad profesional que no había previsto, no concurrió debidamente a una ART o no tomó las medidas necesarias.

Se cura cuando un juicio laboral (suele ser por cifras millonarias), lo hace despertar a la realidad, pero lástima que ya suele ser tarde, el individuo en cuestión quedó curado, pero también como ocurre habitualmente perdió su pequeña empresa, por culpa de las excusas que siempre ofreció y que no supo cortar a tiempo.

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