13 de mayo de 2024

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La soldadura es el nuevo amianto

Hasta hace no mucho tiempo era muy difícil encontrar soldadores profesionales que utilizaran equipos de la protección respiratoria (EPR) en su lugar de trabajo. La aparición de enfermedades profesionales, la mayor concienciación de las empresas y empresarios y una mayor cultura preventiva han favorecido el mayor uso de EPR por parte de estos trabajadores. Los humos procedentes de la soldadura pueden dañar la salud de los trabajadores, como se ha comentado anteriormente, y si no, valga como ejemplo el siguiente dato: en soldadura por arco, un soldador sin protección corre el riesgo de inhalar hasta medio gramo de partículas venenosas durante un turno de trabajo de ocho horas. La intoxicación llegaría a ser de 100 gramos al año, lo que representaría hasta 2,5 kilogramos en 25 años. Los soldadores tienen un 40% más de posibilidades de desarrollar un cáncer de pulmón que cualquier fumador activo. Durante los procesos de soldadura, y también en las operaciones relacionadas con dichos procesos, como por ejemplo cortar o fundir un material, se generan un amplio número de contaminantes a los que el trabajador / soldador puede estar expuesto. El tipo de contaminante que se genera depende del tipo de soldadura, del material de aporte (electrodo, varilla) y de su recubrimiento.

La fiebre del soldador

La fiebre por humos de metal es el trastorno agudo de la respiración más común que sufren los soldadores. Es una enfermedad similar a la gripe que dura de 24 a 48 horas. Típicamente es causada por exposición a humos de zinc, pero el cobre, magnesio y cadmio también se conocen como causantes de la fiebre por humos de metal. La exposición aguda a altas concentraciones de cadmio, sin embargo, puede ser más seria, produciendo irritación grave de los pulmones, edema pulmonar e incluso la muerte. La fiebre del soldador es una afección aguda que se da en trabajadores nuevos y en los que se reincorporan al trabajo después de un período de inactividad. Comienza con mal sabor de boca seguido de sequedad e irritación de la mucosa respiratoria que provoca tos y en casos aislados disnea y rigidez torácica. Estos síntomas pueden ir acompañados de náuseas y dolor de cabeza, y unas 10 a 12 horas después de la exposición, escalofríos y fiebre, que puede ser muy alta.

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Los soldadores tienen un 40% más de posibilidades de desarrollar un cáncer de pulmón que cualquier fumador activo.

Estos síntomas duran varias horas y van seguidos de transpiración, somnolencia y a menudo poliuria y diarrea. No existe ningún tratamiento específico y la recuperación suele ser completa al cabo de unas 24 horas sin que queden secuelas. Puede evitarse manteniendo la exposición a los vapores metálicos perjudiciales claramente dentro de los niveles recomendados, mediante el empleo de un sistema eficaz de ventilación local por extracción o mediante el uso adecuado de EPR, (Fuente: Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo de la OIT). Otro metal que se encuentra en algunos aceros es el manganeso. La exposición crónica a humos de manganeso puede provocar efectos sobre el sistema nervioso central (una enfermedad parecida al Parkinson). Por este motivo, el manganeso es uno de los tóxicos relacionados con los procesos de soldadura más investigados en los últimos años y, como consecuencia de ello, su límite de exposición profesional (VLA en España) se ha ido reduciendo paulatinamente de manera drástica. La exposición al cadmio es cada vez más excepcional o residual, aunque conviene recordar que es uno de los tóxicos más peligrosos. En la exposición aguda el ‘órgano diana’ es el pulmón, y en la exposición crónica, los riñones.

Protección de la salud para trabajadores expuestos a humos de soldadura

El tipo de protección respiratoria a elegir dependerá de la clase de contaminación que se quiere evitar y de las condiciones del lugar de uso del equipo.

Las variables que determinarán la elección del equipo de protección personal más adecuado serán:

  • La concentración de oxígeno en el aire circundante.
  • El tipo de contaminación y el tipo de partícula.
  • La concentración de las sustancias contaminantes.
  • El VLA de la sustancia contaminante.

Sobre el tipo de contaminante/s influyen:

  • El material que se suelda y el tratamiento superficial que ha recibido o la forma cómo se ha limpiado.
  • El electrodo de soldadura utilizado. Los electrodos están clasificados según el humo que desprenden. La Clase 1 indica el mínimo peligro, y la clase 7 la máxima peligrosidad. No obstante, lo que determina la protección respiratoria a elegir es siempre el tipo de contaminantes y su concentración en la atmósfera en que vaya a usarse el equipo.

La concentración viene determinada por:

  • El método de soldadura. La soldadura con electrodo en general desprende la máxima cantidad de humo, seguida del MIG/MAG, la soldadura con plasma y el TIG.
  • La intensidad de corriente. Cuanto más material sea preciso fundir, más alta será la temperatura y, en consecuencia, mayor cantidad de humo se generará.
  • La ventilación y extracción de los humos en el lugar de trabajo y el entorno.

Teniendo en cuenta todos estos factores de riesgo y condicionantes del lugar de trabajo, 3L Internacional presenta al mercado una EPR ideal para este tipo de agentes químicos: la máscara desechable Elipse P3

Fuente: interempresas.net

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