24 de abril de 2024

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El Libro que no hay que dejar de leer:
¡Pobre Patria Mía! [Marcos Aguinis]

Marcos Aguinis nació en Córdoba. Ha transitado una amplia formación internacional en literatura, medicina, psicoanálisis, arte e historia. Cómo él mismo dijo una vez: “he viajado por el mundo, pero también he viajado por diversas profesiones”, nos dice además:

“Esto no es un libro. Es un grito sublevado, un llamado de atención, una apelación a parar la pelota enloquecida en que se ha convertido la Argentina de hoy. Tenemos en la mano un panfleto, o una moderna apelación a esa pretérita forma de escrito político que siempre vuelve, que aparece cuando la actualidad lo reclama, cuando las ideas arden, cuando es necesario, en el camino al infierno, ser claro, breve y categórico”.

Marcos Aguinis recurre al lamento final de Belgrano para poner el estetoscopio sobre el corazón de esta pobre patria y reportar sin anestesia un diagnóstico angustioso: fuimos ricos, cultos, educados y decentes; en unas cuantas décadas nos convertimos en pobres, mal educados y corruptos.

La crónica periodística recoge día a día datos que no son nuevos, males que sin embargo van tomando formas cada vez más difíciles de revertir. La pobreza en la educación da lugar a una falta de valores básicos, que a su vez abre camino a la corrupción, que forja siempre una matriz perversa que desemboca en el absolutismo, y así siguiendo. ¿Qué hacer cuando no se soporta más, cuando en la atmósfera quema la arenilla de una cólera que no se sabe de dónde viene ni adónde lleva? No quedarse callado, levantar la voz, decir a los gritos eso que duele, eso que lastima, como una forma única de empezar a sanar.

En un reciente reportaje realizado por Claudio Carraud, manifestó:

-¿Ud. habla del “mal” argentino, cómo se puede definir?
-N
o entender, precisamente, el rol axial de las instituciones. El Congreso no reúne a los “representantes del pueblo”, sino a políticos que lamen los zoquetes del mandamás de turno. La Justicia tiene miedo de ser independiente y procesar a los corruptos mientras están en el poder. En síntesis, no impera la Constitución.

-Existe en nuestro país una pérdida valores…
-S
í, hemos caído en un pozo carente de valores. A menudo ni se los reconoce. Valores públicos y privados. Se roba y se miente con impunidad. Se abusa del poder. Muchos de esos defectos los vengo denunciando en mis libros y artículos.

-¿Cómo se pueden recuperar esos valores perdidos?
-E
s una tarea ardua, porque siempre cuesta más construir que destruir. Deben funcionar a la vez la ejemplaridad de arriba y el esfuerzo de abajo. Los medios de comunicación tienen un rol decisivo, para educar, denunciar y estimular.

Si la tendencia consigue apuntar hacia la recuperación de los valores del trabajo, la decencia, la solidaridad, el esfuerzo, la excelencia, el respeto, las cosas pueden cambiar para bien en menos tiempo del pensado. Pero, insisto, la tarea necesita de la buena lluvia y de la buena tierra.

En una parte del primer capítulo de ¡Pobre Patria mía!, escribe Marcos Aguinis:
“Tengo tanto para decir que no sé por dónde empezar. No quiero transformar este panfleto, que debe ser corto, en un libro largo. Comenzaré por un tema “cacareado pero marginal”, como dije muchas veces: la educación. Sin educación no hay buen futuro. Y parece que no nos interesa el futuro, porque la educación es un desastre”.

En ¡Pobre Patria mía! Aguinis hace una crítica a la decisión del gobierno de estatizar los fondos de las AFJP a fines del año pasado. Habla además de la tendencia a la fuga de capitales, un tema que no es de ahora, sino de larga data.

Los gobiernos deberían intentar que aumente la confianza de sus ciudadanos para que no fuguen al exterior ahorros y capitales. Sobre este punto no me cansaré de machacar, porque hace más de medio siglo que aumenta la tendencia a mandar dinero al exterior: nadie confía en el respeto que aquí se brinda a la propiedad privada.

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