29 de abril de 2024

Roma no fue por una loba, sino por los mosquitos

Por Luis R. Carranza Torres

No fue por otra razón, que en el siglo VIII a.C. la colina palatina fue la primera en ser habitada.

También denominado como monte Palatino (en latín Collis Palatium o Mons Palatinus) forma parte de la llamada Roma Quadrata (en español "Roma cuadrada"), nombre dado al conjunto de pueblos latinos, etruscos y sabinos que vivían a las orillas del río Tíber y que formaron lo que más tarde se llamaría Roma.

Según la mitología romana, el Palatino era el lugar donde estaba la cueva, conocida como el Lupercal, en la que fueron encontrados Rómulo y Remo y que era el hogar de Luperca, la loba que los amamantó. Según esta leyenda, el pastor Fáustulo encontró a los niños, y con su esposa Aca Larentia los crió. Cuando ellos crecieron, mataron a su tio abuelo, que había quitado el trono a su abuelo, y ambos decidieron erigir una nueva ciudad propia a las orillas del río Tíber. Tiempo después, tuvieron una fuerte discusión y al final Rómulo mató a Remo. De ahí surgió el nombre de ‘Roma’ (de Remo).

La verdad puede ser mucho más científica y simple. Para comenzar, el Palatino con sus tres cimas (Cermalus, Palatium y Velia) era una buena zona de asentamiento, ya que justo debajo de la colina se halla un magnífico paso del río Tíber, lo que la convertía en una zona estratégica de gran valor, a la vez que aseguraba la disponibilidad de agua. Asimismo, en ese tiempo, detrás del Palatino estaba la laguna que siglos después sería el Foro de Roma, pero en tal tiempo tratábase sólo de una laguna insana, llena de mosquitos y por ello sus habitantes buscaban las zonas altas.

Toda aquella zona estaba llena de pantanos. Es por ello que el Palatino primero, con sus casi cincuenta metros de elevación, y las otras colinas luego, fueron los lugares donde se asentaron los habitantes primitivos del lugar.

Recordemos que el mosquito también era la causa (aunque por entonces no lo supieran) que Roma fuese una ciudad “mediterránea”. Estando tan cerca del mar, sus habitantes prefirieron establecerse tierra adentro, pues en dicha época, la franja costera en la que se encuentra Roma estaba muy afectada por el paludismo y la malaria debido a los pantanos que la ocupaban surgidos de las continuas inundaciones, pero las siete colinas que algún día serían Roma, fácilmente defendibles y relativamente a salvo de dichos males, eran un lugar perfecto para establecerse.

Es por ello que situaron a Roma lo suficientemente cerca de la costa para beneficiarse del comercio pero lo suficientemente lejos para estar a salvo de tales endemias.

Para concluir, no fue la loba Luperca, al salvar a Rómulo y Remo de la inanición, el animal que determinó la existencia de Roma, como narra la leyenda, sino el mosquito y por razones imperiosamente prácticas.

Claro está que, aun de haberlo tenido en consideración, es poco probable que los romanos hubiesen edificado un templo o les rindieran culto a esos molestos insectos del orden de los dípteros.

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