DEL AUTOR A SU LIBRO
Pataleas y te agitas, quizá demasiado, libro mío, por salir de las prensas, pero presta mucha atención a la advertencia de un padre aprensivo.
(1) Arquiatra: Una de las honras mayores que recibían los médicos en el Imperio Romano.
Te ilustraré en seguida sobre todo aquello que el destino te pudiera reservar siendo tú portador de algunas novedades para los eruditos,
Los más curiosos se precipitarán a leerte, pero leídas que fueran algunas pocas páginas, es previsible que te tiren en algún taller o tienda.
O por la calle, donde la gente común te puede usar para envolver salchichas, salsa de pescado, o cualquier otro grasoso alimento.
No lo tomes a mal, esto es un hecho habitual, les ocurre aún a voluminosos textos de Derecho, a los cuales, no es raro verlo, se envuelven pescados, o pimienta, y aún granos del fuerte comino.
Tú ten siempre en mente que tuviste origen en oscuros talleres, no en las ricas mansiones de los potentados ni en círculos áulicos donde arquiatras (1) acostumbran impartir órdenes a cocineros, sin jamás sentarse a la mesa.
Por lo tanto, creéme que sufrirás menos que otros libros con títulos más pretenciosos, si quien te leyere prestamente te enviare a los talleres o tabernuchos de trabajo, donde sin duda prestarás mejor utilidad.