20 de abril de 2024

728×90 Servicio Modelo de Medicina del Trabajo
728×90 Servicio Modelo de Medicina del Trabajo

Corrientes: Red de médicos de pueblos fumigados

Fueron dos los casos de niños muertos por incidencia de órganos clorados y fosforados que conmocionaron a la población de Lavalle y generaron la búsqueda de respuestas por parte de organizaciones no gubernamentales. Se trata del impacto de los agroquímicos en la población que, según especialistas, desde 2010 han tenido un efecto claro en la salud de adultos y niños afectados por malformaciones, cáncer, problemas en la epidermis, entre otras patologías.
El escenario actual cobra gran preocupación en las poblaciones rurales. La falta de legislación actualizada y de registros médicos es otro gran escollo para generar un cambio en el sistema productivo y desterrar esta práctica que hoy toca de cerca a los correntinos.
Medardo Ávila Vázquez es médico pediatra y miembro de la Red Universitaria de Ambiente y Salud-Médicos de Pueblos Fumigados. Llegó a la capital correntina para disertar sobre este flagelo ante profesionales de la medicina en el Hospital Vidal y también en la Facultad de Medicina de la UNNE, y en diálogo exclusivo con época abordó la falta de sistematización de datos en los centros de salud y las muertes en la localidad antes enunciada.

¿Por qué la llegada a Corrientes de Médicos de Pueblos Fumigados?

Venimos a traer la información recopilada en Argentina sobre lo que está pasando en las poblaciones expuestas a los agroquímicos. Vemos con mucha preocupación cómo en las provincias del interior, donde las poblaciones están expuestas a estos venenos, están cobrando características las enfermedades que rondan lo novedoso, salen de lo habitual y no se veían hace diez años.

¿Cuáles son las patologías que sobresalen en la actualidad?

Estamos viendo claramente enfermedades como cáncer, que se han convertido en muchos pueblos como las primeras causales de muerte, reemplazando las enfermedades cardiovasculares; cuando antes en el campo en la Argentina teníamos una población bastante sana, sobre todo en la Pampa Húmeda donde no había enfermedades endémicas como el Chagas. Hoy vemos claramente cómo hay un aumento de las malformaciones, de los problemas endocrinológicos como hipertiroidismo, diabetes y el cáncer que es un desastre, porque encontramos estas manifestaciones en niños y adultos, que a la vez se observan en trabajos de investigación publicados en los últimos años. Estas investigaciones muestran cómo el glifosato y otros agroquímicos inducen lesiones moleculares en las células que generan lo que nosotros estamos viendo en nuestros consultorios.

¿Cuáles son los elementos más urgentes a analizar en nuestra provincia?

En Corrientes es urgente revisar los registros médicos, por eso venimos al Hospital y a Facultad de Medicina para traer la experiencia que venimos recogiendo en otras provincias como Chaco, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, para que los correntinos, sobre todo el equipo de salud, estén alerta y posean elementos para defender la población. Hay concretamente un problema entre el sistema de producción de los campos que están basados en la utilización de los venenos y los derechos de la salud de las personas rurales que se están lesionando a consecuencia de este modelo productivo.

¿Cuál es la discusión que se debe plantear en el modelo productivo imperante?

Actualmente no sólo la soja y el maíz transgénico utilizan cantidades muy altas de agroquímicos, también se ha generalizado el uso en grandes arroceras y en otro tipo de producciones hortícolas, de verduras, donde ahora se están utilizando estos venenos, que permiten producir grandes plantaciones.
En ese marco se tendrían que analizar otras técnicas de control antiplagas e ir aplicando cultivos de distintos tipos de verduras y plantas para buscar equilibrar las plagas.
Actualmente, con la propuesta que nos traen las grandes industrias, vos podés tener 5 o 6 hectáreas de tomates aplicando herbicidas o insecticidas, pero obviamente estos productos tienen residuos de venenos que impactan en las poblaciones vecinas. Sufren así un nivel de contaminación que está modificando su patrón de enfermedades, entonces esto requiere que discutamos el sistema de producción en el campo y veamos que no podemos seguir aumentando el consumo o la utilización de estos venenos porque son perjudiciales. Uno de los problemas consiste en la idea impuesta de que los productos con glifosato son seguros y que los productos químicos que se usan en el campo no son tan tóxicos y eso está demostrado que no es así: el glifosato es bastante tóxico.

En la autopsia de Nicolás Arévalo se determinó la muerte por incidencia de Endosulfán, ¿qué papel juega este producto en el mercado?

El Endosulfán es el que más se utiliza y está prohibido a nivel mundial. Argentina aceptó usarlo hasta el año que viene, momento en que supuestamente vamos a agotar los stock (dice Vázquez irónico) pero también hay otros productos que se están utilizando muchísimo y teóricamente lo vienen a reemplazar. Producen muchos daños neurológicos, sobre todo en niños porque disminuye el coeficiente intelectual, según estudios hechos por dos universidades norteamericanas.

Hay un debate en torno de la denominación correcta, algunos prefieren llamarlos agroquímicos y otros agrotóxicos, ¿cuál es la indicada según su percepción?

Los productos que se usan en el campo son tóxicos, por lo cual hay que llamarlos agrotóxicos porque son productos para matar. No son productos para mejorar la vida de nada, son productos para matar las hierbas, que son los herbicidas, o para matar insectos u hongos y utilizan los mecanismos biológicos de las plantas que son mecanismos que están codificados genéticamente por genes y mecanismos que nosotros los humanos tenemos. Entonces, cuando a las poblaciones humanas las exponemos a esos venenos, por más de que sean dosis bajas, pero dosis reiteradas, terminan enfermas. Hay que reconocer que son venenos para matar y que si vamos a producir en el campo matando el resto de la naturaleza, estamos mal.

¿Cuál es el aporte de la legislación?

Á‰se es otro problema, no hay una legislación o hay legislaciones en distintas provincias, que poseen una ley, en general, muy permisiva, basadas en el consumo de los agrónomos y del campo, no en las entidades de salud. Además fueron generadas hace muchos años, cuando no existía esta información que estamos transmitiendo.
Bueno, y desgraciadamente tenemos precios internacionales muy buenos, que eso sería una ventaja. Jugadores internacionales como las empresas, que han condicionado, han generado que produzcamos utilizando sus insumos y las semillas transgénicas principalmente de Monsanto, de Bayer, que poseen mucho poder económico, mucho poder de influir sobre los gobiernos, políticos, la prensa y sobre las universidades, para que los científicos repitan sus trabajos, por más de que estén mal hechos.

En Lavalle se registraron dos niños muertos, casos que están judicializados, ¿usted qué opina?

Me parece que es una barbaridad lo que está pasado en Lavalle. No sé cuántos muertos hay que poner sobre la mesa para que las autoridades tomen medidas.
Existe una ley General del Ambiente en Argentina que establece la aplicación del principio precautorio si hay sospecha de alguna actividad que pueda generar un daño en la salud o en el ambiente. La Ley General del Ambiente y el principio precautorio no se aplican, lo que sí se aplican son el derecho a la propiedad y a los emprendimientos agrocomerciales de los empresarios; no puede ser que prevalezcan esos principios antes que el derecho ambiental y los derechos humanos. Lo de Lavalle demuestra que hay una complicidad en no tomar medidas. Los niños se tienen que morir para que ahí se cambie el sistema de producción. Es lamentable.

¿Quién financia el trabajo de Médicos de Pueblos Fumigados?

No tenemos financiamiento, básicamente somos una red de médicos universitarios asentados en la Facultad de Medicina Córdoba y de medicina de Rosario, que trabajamos en la inquietud de difundir esta situación para que se conozca y está destinada a los equipos de salud. Nosotros, antes en la facultad, no estudiábamos estos temas.
Es más, creíamos hasta el 2010 que los agroquímicos eran seguros, como decía el Ministerio de Agricultura. Cuando empezamos a escuchar los reclamos de las poblaciones más pequeñas, que atravesaban situaciones dolorosísimas, comenzamos nuestro trabajo.

Ojalá tuviéramos (se ríe) financiamiento para ayudar relevamiento epidemiológico.

Fuente: diarioepoca.com

Notas relacionadas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *