29 de marzo de 2024

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La jornada de trabajo del médico es “tóxica para su salud”.

Ante este panorama, y según CESM, “las guardias médicas se han convertido en un desastre laboral”. De hecho, los facultativos que hacen guardias y extienden su jornada laboral “más allá de lo saludablemente permitido comprometen su propia salud en aras de mejorar la de sus pacientes”.

Esta afirmación es un hecho constatado que se repite en muchos estudios, sobre todo internacionales, que demuestran que trabajar 24 ó 32 horas ininterrumpidas produce un estado de fatiga que mina la salud del médico y que facilita los errores de juicio. Uno de estos trabajos, dirigido por Colin P. West, de la Clínica Mayo (Minessota, Estados Unidos), analiza la relación entre la fatiga y la ansiedad que sufren muchos residentes y la probabilidad de que éstos cometan errores médicos, que pueden llegar a afectar hasta un 50 por ciento de los pacientes hospitalizados. El estudio se centró en los datos aportados por 380 residentes de Medicina Interna, de los cuales 356 afirmaron haber cometido algún error durante la práctica médica y un 39 por ciento dijo que era responsable de, al menos, un fallo importante durante el periodo de estudio.


Horas intempestivas

Los médicos son conscientes de que alargar su jornada laboral puede costarles más de un disgusto personal y profesional, pero parece que la Administración no toma cartas en el asunto: “En las guardias tenemos que atender a los peores pacientes, con los medios más precarios, con el personal más inexperto, a las horas más intempestivas, en los días en los que casi nadie trabaja, con una remuneración menor que la jornada ordinaria y, en el caso de los cirujanos, con la lucha por el turno en el quirófano de urgencias. En resumen, es un trabajo duro, desagradable, a deshora, poco interesante profesionalmente, mal pagado, penoso y que consume mucha energía mental, física y emocional”, dice en su blog Javier Herrera, cirujano general y del aparato digestivo.

La jornada complementaria, conocida como guardia médica, es jornada obligatoria hasta los 50 ó 55 años, según la comunidad autónoma, y está sujeta a las necesidades del sistema.

El médico no tiene ninguna protección especial contra el cansancio ni es inmune a la fatiga y a la falta de sueño.

Es cierto que el montante económico de las guardias supone una parte importante del sueldo del médico, pero trabajar a destajo es un riesgo para el paciente y también para el propio facultativo. Según datos que se desprenden del documento de CESM, la fatiga y la depresión incrementa hasta un 30 por ciento el riesgo de fallos graves y las posibilidades de que un médico cometa un error en un turno largo se multiplica por siete.

The New England Journal of Medicine también se ha hecho eco del riesgo que corren los facultativos que trabajan de sol a sol. Según la revista, las posibilidades de que un médico tenga un accidente de tráfico al salir de una guardia es exactamente el doble que el riesgo que corre la población general. La amenaza de sufrir un ataque al corazón también se incrementa en los profesionales que hacen guardias.

“En los últimos meses se ha confirmado que el peligro de infarto de miocardio es un 67 por ciento superior en trabajadores que hacen turnos de más de 11 horas”, señala Lázaro. Las guardias son tóxicas para la salud del médico. “Suponen el medio económicamente menos costoso que la Administración ha inventado para garantizar la adecuada atención permanente al usuario de los centros sanitarios y son un grave perjuicio para la salud y la seguridad del médico”, se queja Muñoz Blanco.


Fuente: MallorcaDiario.com

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