20 de abril de 2024

Las enfermedades de los iatraliptas (Médicos)

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Capítulo III – Las enfermedades de los iatraliptas (Médicos)

Daña también el mercurio (1) a los iatraliptas (2) de nuestra época, o sea a los médicos encargados de untar con él a los enfermos de lúes venérea que no conseguirían mejorarse con otra medicación.

Entre los remedios inventados por el talento de los hombres de ciencia para dominar la ferocidad del morbo gálico (3) (cruel peste que invadió por primera vez a Italia a raíz del sitio de Nápoles y de ahí corrió como rayo por toda Europa), ocupa un lugar destacado el mercurio tenue, y en él se ha mantenido hasta ahora como consecuencia de experiencias repetidas durante dos siglos.

Habían advertido los más antiguos médicos la gran eficacia del mercurio contra la sarna de los animales y procediendo por analogía, al observar que las víctimas de la gálica peste tenían estropeado el cutis con pústulas y llagas, ensayaron con buen éxito el empleo de mercurio.

Dicen que el primero en aplicar esas friegas fue Jacobo Berengario, (4) era el cirujano y anatomista más famoso de aquellos tiempos, lo atestiguan sus obras, que por ser tan meritorias, anatomistas más modernos han tomado de ellas informaciones importantes, omitiendo mencionar el nombre de su autor.

Refiere nuestro compatriota Fallopio en su trabajo sobre el morbo gálico, que Jacobo el trinchador ganó más de cincuenta mil ducados de oro sólo con unturas para curar dicho morbo y que aunque mató a muchos, la mayoría sin embargo se salvaron. (5)

Mejor que los alquimistas, supo aquél iatralipta transformar mercurio en oro, con una suerte singular admirada por el propio Sennert y que hoy no se repite.

Los que suelen untar con pomada de mercurio a los atacados de morbo gálico se encuentran entre los profesionales de más baja condición, metidos en el negocio con fines lucrativos, cirujanos eminentes rechazan tan sórdido ministerio, muy expuesto a peligrosas alternativas. (6)

Aunque usen guantes no alcanzan a protegerse lo suficiente como para que los átomos del mercurio no pasen a través del cuero y lleguen a la mano del untador. (7)

Sabemos que el mercurio se suele absorber y limpiar con cuero, puede ocurrir también que al efectuarse el trabajo cerca de una fogata viciados de efluvios penetren por la boca y la nariz al cuerpo ocasionando su contacto estragos terribles en el cerebro y los nervios. (8)

…………………

Tiemblan las manos de los que dan con frecuencia friegas mercuriales a venéreos, escribe Fernel en su obra al respecto.

Graves y repetidos vértigos experimentó un masajista sintiéndose como rodeado de oscuridad, mientras efectuaba la acostumbrada friega, dice Frambessarius.

La mejor cautela aconsejable ha sido adoptada por un médico de aquí, el que enterado del peligro y de que las ganancias no lo compensarían, advirtiendo que las fricciones le sentaban peor que a los friccionados, castigado ya por el flujo del vientre, dolores intestinales y mucha salivación, preparaba el ungüento mercurial y si bien asistía a los enfermos les prescribía que ellos se unten con sus propias manos. (9)

Pues así ha de resultar más saludable para ellos y para él, en tanto él no corre riesgo alguno, ellos al entrar en calor por la actividad de los brazos. (10)

De esa manera consiguen que la untura penetre mejor y nada tienen que temer de ese remedio del que aguardan alivio para sus males.

Cuando el mercurio causara algún daño a los masajistas, temblores en las manos, vértigos, disentería, según dijimos más arriba, se curarán con decocciones de guayaco.(11)

Así como el mercurio es eficaz donde se presentan síntomas de veneno venéreo, el guayaco enmienda a su vez agravios ocasionados por el mercurio, entorpecimiento y debilidad muscular, por ejemplo, pues posee la facultad de eliminarlo provocando transpiración.

Muy a menudo estos dos excelentes remedios, unidas las fuerzas, se encargan de curar radicalmente el morbo gálico, primero lo ataca con escaramuzas el guayaco y lo debilita, luego el mercurio emprende una lucha más violenta y finalmente el mismo guayaco asesta el último golpe al enemigo y destruye sus rezagos. (12)



(1) El mercurio era conocido desde la antigüedad, también denominado Hidrargirium, que quiere decir “plata líquida” aludiendo al color de la plata, de allí deriva su nombre químico de Hg. Era usado en forma de pomada por los médicos, cirujanos y masajistas de la época.
(2) Los Iatraliptas o Jatraliptas eran los Médicos que se encargaban de realizar los masajes de mercurio para aliviar los síntomas de la sífilis.
(3) Morbo Galico, o Morbo Napolitano o Mal Francés, era como se denominaba en la época a lo que hoy conocemos como Sífilis.
(4) Médico y anatomista de Carpi famoso por su tratamiento del morbo gálico con unturas de mercurio, mas adelante cita a Falopio quien lo critica por haber ganado cierta cantidad de dinero con ese tratamiento.
(5) Podríamos decir que en aquella época también se criticaba al colega que ganaba dinero con su profesión.
(6) Hace referencia y crítica a los colegas que se dedicaban a estas tareas consideradas de la mas baja condición.
(7) Cita a los guantes, como elemento de protección personal y hace referencia de que no eran de mucha utilidad en este caso.
(8) En esta frase y en la siguiente ya hace mención de los estragos que hace el mercurio, siendo en esto también un adelantado a su época.
(9) De alguna manera ya eran medidas preventivas para el trabajador, en este caso el propio médico.
(10) Verdadera descripción de los riesgos del trabajo.
(11) El Guayaco es un árbol que junto con el Palo Santo se consideraban útiles en Medicina por su potencia estimulante y diurética y se usaban para el tratamiento de la sífilis.
(12) Hermosa explicación de alguna creencia popular en ese momento histórico de la Medicina.
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