En la Justicia y de acuerdo a cualquier Baremo de Evaluación de Incapacidad, una mano tiene un valor ya tabulado, pero pensá en las manos de tu madre, de tu esposa o de tus hijas… o de la mujer que quieras y darás gracias a Dios de haber pasado por ellas y que te hayan acariciado, lo cual tiene un valor incomparable y no se puede medir.
Pero no dejes de escucharla… no te vas a arrepentir.