Por tanto, se hace necesario trasladar parte de la actividad informativa y formativa a los niños y los profesores. Eso es para que el futuro trabajador como sujeto adquiera una cultura de la prevención en edades tempranas
Por eso todos debemos seguir estudiando, creando y enseñando prevención, todos tenemos el poder y el deber de crear prevención.
Es aquí donde nos debemos detener un momento para explicar que si no dedicamos un cierto tiempo y dinero en la prevención de los riesgos del trabajo, los gastos por venir podrán ser aún peor. Se deberá señalar concienzudamente que la prevención no es un gasto sino una inversión.
Es a través de la perseverancia de la explicación, la constancia en los procedimientos, y la fe en los argumentos que se empleen, el resultado que se obtendrá.
Al empleado se le deberá hacer hincapié en que realizando acciones de prevención, es su propio cuerpo el que se verá beneficiado ya que al fallar la prevención será el primer damnificado.
Al empleador se le deberá hacer ver que cuando ocurre un infortunio laboral son dos los afectados, el empleado en su cuerpo y el empleador en su bolsillo.
Hay un tercero, las ART, que son terceros interesados en el buen funcionamiento de la prevención, ya que son los que deben hacerse cargo de las prestaciones médicas y dinerarias.
Por lo que vemos aquí, cada uno en su medio de trabajo, puede quedarse a esperar que las condiciones mejoren o salir crearlas cada uno en su propio lugar de trabajo.
Pienso, que para vencer la innata costumbre argentina de “lo atamos con alambre”, deberemos estudiar y enseñar prevención con un lenguaje llano y claro para llegar a Nivel General. Porque para cambiar de mentalidad con respecto a la prevención de los argentinos, no se hará de un día para otro, ni siquiera de un año para otro.
De una generación a otra, tal vez, lleguemos a mejorar.
Hasta la próxima.
El Director.