14 de mayo de 2024

Luchar o Huir

El estrés es un mecanismo natural, no se produce porque sí. La naturaleza tiene un uso para él y es la forma que tiene el organismo de protegerse. La naturaleza es sabia: nos prepara para luchar o huir. Si el individuo percibe que puede con la amenaza, la enfrenta y lucha. Si percibe que no puede, huye.

Vale decir que tener un cierto nivel de estrés es bueno; lo malo es cuando el estrés aumenta tanto que se nos hace incontrolable. Si la situación no se revierte, afecta el ritmo normal de vida y produce un desgaste excesivo del organismo.

Sería, más o menos, como un automóvil; mientras más “se pisa el acelerador”, el motor trabaja a más revoluciones, más rápidamente gastamos combustible y se nos deteriora el motor y hasta corremos el riesgo de chocar o darnos vuelta.

El estrés es una defensa natural del organismo que se encuentra dentro de nosotros mismos y que sirve para hacer frente a demandas de experiencias difíciles en nuestra vida diaria.

Podemos decir que el estrés es la respuesta del cuerpo a las influencias o exigencias externas o internas.

Hans Selye es el primero en introducir el concepto de que, en realidad, el estrés es una respuesta general del organismo ante un estímulo agobiador o situaciones de amenaza física.

Es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles.

La persona que lo sufre se siente ansiosa, tensa y en ocasiones percibe mayor rapidez en los latidos.

Es frecuente escuchar que si el estresado es un ejecutivo es porque está sometido a distintas presiones, si es estudiante es porque enfrenta exámenes o si es cualquier otra persona es porque “necesita estirar sus tiempos” a los fines de cumplir con sus deberes o obligaciones. Siempre se lo asocia a hechos negativos e interpretamos que debe evitarse.

Muchos lo llaman comúnmente, ansiedad, angustia, nervios, tensión pero son todos términos en los que podemos englobar generalmente el estrés.

En este caso no es el motor de un auto, que ante cualquier desperfecto podemos cambiar la pieza afectada y seguimos andando. Es nuestro propio cuerpo el afectado y es por eso que debemos cuidarnos. Aquí no es fácil cambiar las piezas enfermas y cuando se realiza (trasplante del corazón, riñon, etc.), no siempre hay resultados satisfactorios.
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