28 de marzo de 2024

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25.Gestion del estrés Los hombres también lloramos

-Sí, recuerdo que cuando me angustiaba por algo, quería llorar y ella me decía eso y yo me callaba pero me angustiaba mas”¦

-Claro eso es un error de nuestras madres, porque los hombres también lloramos. Siempre añoramos la época de nuestra niñez, pero me parece que en esta parte, los recuerdos buenos se entremezclan con los malos. Hoy nos damos cuenta que decirle así a un niño, es cargarlo mas con angustia, desesperación y estrés. En realidad está mal que le digamos así a nuestros hijos. Los hombres también lloramos, también tenemos sentimientos y emociones que a veces la única manera de descargarlos es llorando. Si no los descargamos se transforman en energía negativa o estrés y nos sentimos mal”¦

 

-Es así, yo me sentía mal cuando era niño y si de verdad tenía ganas de llorar, recuerdo que me escondía de mi madre y hasta lloraba en el baño.

-Eso es precisamente lo que hacemos a veces los hombres, cuando nos cargamos de emociones angustiantes, lloramos siempre a escondidas, o en algún velorio. Nos da vergÁ¼enza llorar en público, en cambio las mujeres son mucho mas inteligentes y cuando quieren llorar lo hacen sin ningún problema.

A veces nos invaden emociones encontradas sobre un tema y es importante saber reconocerlas y extraerlas de uno mismo. Estar pensando siempre un determinado problema suele traer malas consecuencias porque es como si los problemas se agrandaran. Una forma de descargarlas es llorando o a veces un amigo “nos presta la oreja” y le contamos todo lo que nos pasa con esas emociones que nos invaden.

 

-Tienes razón, muchos amigos me buscan o yo los busco a ellos, y cada uno descarga en el otro los problemas o emociones que uno tiene.

-Si, es como si el problema pasa a ser de dominio de todos, la responsabilidad se diluye entre todos y es menor en cada uno. Eso es un recurso, casi invisible, que usamos todos con todos.

 

-A veces me pasa, especialmente con el amigo Juan, que cada vez que me ve, viene a descargarse de sus problemas y en realidad ya no tengo ganas de estar con él.

-Eso es todo un tema. Uno no debe abusar de los amigos, cada uno tiene que ver cuales otras formas existen de disminuir el problema que nos aqueja. A veces suele ser interesante ejercitar el pensamiento reflexivo.

 

-¿Qué es eso?

-Consiste simplemente en: Primero, identificar el problema emocional que te aqueja y el reto que te implica. Segundo analizar las posibilidades de solución y comenzar a ponerlas en práctica rápidamente. Tercero, evaluar si lo que hemos realizado sirve realmente para nuestro propósito. Cuarto, actuar siempre en forma positiva. Si practicas todo esto con lo que te aqueja, veraz la mayoría de las veces, que el problema no tiene tanta dimensión como había pensado al principio y lo resolverás en forma positiva y sin estrés.

Por supuesto que esto es mas fácil decirlo que hacerlo, pero debe ser hecho. Es como si se los sacara de encima sin tirárselo arriba de otro. Esto ayuda a bajar el estrés emocional que nos causa la constante preocupación de estar pensando en eso.

También se puede controlar esa mayor energía producida, gastándola en ejercicios físicos diversos ya que cuando se va acumulando es productora del estrés. Por eso cuando uno está enfadado moviliza todo su cuerpo en la lucha, se activan las glándulas adrenales y la tiroides. Eso produce aceleración de los latidos cardíacos con llegada de hipertensión. Por eso se debe canalizar esa energía para que no quede encerrada y nos haga mal. Como ya te dije las mujeres, son más prácticas, ya que cuando están estresadas o muy tensionadas, simplemente lloran. Lo que constituye un verdadero desahogo.

 

-Te entiendo, por eso los hombres debemos llorar para desahogarnos también. Ahora mismo me voy a mi casa a llorar”¦

-¿Qué pasó? ¿Te angustiastes?…

 

-No, pero me gusta que mi esposa me consuele”¦

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