12 de mayo de 2024

Tecnoestrés, enfermedad de la era tecnológica

Por Dr. Hugo Francisco Rostagno

Miedo a la tecnología

También es llamado Síndrome de Fatiga Informativa, y es uno de los problemas surgidos en la era digital y padecido por personas que no sólo trabajan con la computadora y usan variados aparatos tecnológicos, sino que sienten que dependen de ellos.

Vivimos en una era en que fácilmente se puede adquirir alguna adicción: a las drogas, a internet, a la televisión, al sexo, a la comida. La falta de satisfacción de estos deseos genera estrés, dolor y angustia en quienes se ven privados de su vicio. Ahora, un nuevo mal aqueja a quienes viven inmersos en el mundo de las actualizaciones: el tecno estrés.

Internet, telefonía móvil, robots industriales, teletrabajo, e-commerce, sociedad de la información, etc.Todos estos cambios tecnológicos ponen de manifiesto problemas técnicos, pero también problemas humanos y sociales objeto de profundo debate debido a sus consecuencias tanto para los trabajadores como para las empresas y organizaciones.

Y usted ¿cómo anda?; ¿Le duele el cuello?, ¿la espalda?, ¿le arden los ojos?, ¿tiene molestias en el brazo y hombro derecho?, ¿no duerme bien y sueña con su computadora?. De vez en cuando en las vacaciones echa de menos a su ordenador y, mientras toma el sol con su familia en la playa, tiene a mano el teléfono móvil, ¿por si acaso?. Piénselo, porque quizá está sufriendo de tecnoestrés. “Enfermedad” que padecen algunas personas que habitualmente trabajan con la computadora, navegan por Internet, usan el teléfono móvil y tienen al alcance de su vida cotidiana cientos de aparatos tecnológicos, sin los que, digamos, casi no pueden vivir.

Tanto es así, que el estrés laboral en general, está siendo considerado como el nuevo riesgo laboral emergente del milenio. Según algunos expertos, el primer síntoma es la ansiedad que puede expresarse a través de episodios de irritabilidad o resistencia obstinada a recibir instrucciones sobre el funcionamiento de cualquier elemento tecnológico.

Los cambios generados por las nuevas tecnologías demandan su prevención para evitar riesgos y efectos negativos de su impacto en empleados y empleadores.

Distintas investigaciones médicas y psicosociales han estudiado la problemática de las consecuencias de la introducción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la salud de las personas en el trabajo. En este marco es donde cobra importancia el término de “tecnoestrés” referido al estrés específico derivado de la introducción y uso de nuevas tecnologías en el trabajo.

Este fenómeno es un aumento normal en la activación fisiológica y psicológica de los individuos para realizar un determinado trabajo o una actividad en forma rápida y efectiva. Esto, en principio, no acarrea mayores trastornos. Pero si este aumento se presenta en forma reiterativa y aguda puede ocasionar enfermedades corporales como: hipertensión, gastritis, úlceras, entre otras; y mentales como ansiedad, problemas de concentración, pérdida de memoria, apatía, agresión, tristeza, nerviosismo, palpitaciones, falta de fuerzas, mareos, temblores, irritabilidad, trastornos del sueño, insatisfacción o depresión.

 

Tecnoestrés

“Antes uno se sentaba a tomar mate con los amigos. Ahora, con redes sociales como facebook y twitter, la gente muestra su vida públicamente, incluso información personal. Se pasa a tener una vida virtual en lugar de una real por estar muchas horas conectado frente a la computadora”, indicó la socióloga Arceguet y agrega “la vida es otra cosa, es juntarse con amigos y mirar al otro a los ojos; es ir de vacaciones y disfrutar de los paisajes”.

La especialista mencionó además que los chicos de hoy pertenecen a una generación que tiene una cultura y un proceso de aprendizaje distinto. “Antes recurrían al diccionario. Ahora van a wikipedia”, afirmó.

Según ella, otro de los problemas que provoca la multi actividad de las nuevas tecnologías es la dificultad de concentración. El cerebro se hace adicto a los elevados niveles bioquímicos que causa ocuparse de diversas tareas a la vez y acaba por ser incapaz de concentrarse en una sola.

El estrés es uno de los problemas a los que más se enfrentan las personas hoy en día, y no sólo por la cantidad de trabajo y tareas a realizar, sino también por la adaptación que deben de tener a las nuevas tecnologías. Las personas que están más propensas a padecer este estrés tecnológico son las de 40 años en adelante, ya que este grupo de personas no nació y creció con estas herramientas y le es más difícil aprender a usarlos.

Este fenómeno no sucede solamente dentro de la oficina, pues gracias a la creación y evolución de los aparatos móviles las personas están obligadas a tener un rendimiento continuo, lo que les impide relajarse y distanciarse de los conflictos o tareas laborales.

Buscamos, miramos, leemos, guardamos, organizamos y en el mejor de los casos generamos información. Vivimos tiempos en los que estamos híperconectados, usando el ordenador en la oficina y en casa, consumiendo contenidos en la tableta desde nuestro sofá, aprovechando a ver el correo desde el móvil mientras esperamos a que nos cobre una dependienta o a que llegue el autobús. Vivimos híperinformados, rodeados de estadísticas, dibujos, infografías, fotografías, música y video. Pocas cosas ocupan un lugar físico y todo está en cualquier sitio.

Una de las cuestiones que más nos molesta a la hora de trabajar son los fallos de los sistemas informáticos, que por lo general existe la sensación de que siempre fallan cuando más se necesitan lo que viene a provocar situaciones tensas entre los empleados y las herramientas de trabajo. Si este tipo de situaciones son comunes en nuestras empresas necesitamos diagnosticar el estrés de la tecnología en la empresa, sobre todo para intentar corregirlo.
Y es que en estos casos siempre identificamos el problema cuando estamos trabajando. Por lo general si tenemos un fallo en la línea de comunicaciones mientras estamos comiendo y cuando volvemos está solucionado no nos hemos dado cuenta. Por eso siempre tenemos la sensación de que la tecnología falla cuando más se la necesita, aunque realmente no es así.

Se trata de tener identificado el problema para intentar corregirlo, ponerle coto o tratar de hacer ver a los trabajadores que tienen que convivir con determinado problema durante un tiempo. Se trata de saber por qué ha ocurrido un problema recurrente en nuestros sistemas tecnológicos y evaluar el coste de su solución.

 

Concepto y tipos de tecnoestrés

La tecnoansiedad es el tipo de tecnoestrés más conocido, en donde la persona experimenta altos niveles de activación fisiológica no placentera, y siente tensión y malestar por el uso presente o futuro de algún tipo de tecnología. La misma ansiedad lleva a tener actitudes escépticas respecto al uso de tecnologías, a la vez que pensamientos negativos sobre la propia capacidad y competencia con las mismas.

Tener lo último en tecnología se ha convertido en problema u obsesión para una buena parte de personas, quienes sienten angustia por tratar de obtener mejor desempeño laboral o un sentimiento de pertenencia por medio de los mismos. La obsesión se presenta cuando una idea, preocupación o deseo no se puede quitar de la mente, y que su satisfacción es de carácter compulsivo.

Este mal pues, si bien tiene una fuerte incidencia en las personas en edad productiva, también tiene una repercusión en diversos sectores poblacionales. En la gente de la tercera edad se genera angustia por tener que enfrentarse a tecnologías desconocidas como faxes, hornos de microondas o reproductores de DVD.

La tecnoadicción es el tecnoestrés específico debido a la incontrolable compulsión a utilizar las tecnologías de información y comunicación (TIC) en “todo momento y en todo lugar”, y utilizarlas durante largos períodos de tiempo. Los tecnoadictos son aquellas personas que quieren estar al día de los últimos avances tecnológicos y acaban siendo “dependientes” de la tecnología, siendo el eje sobre el cual se estructuran sus vidas.

Pero, ¿qué hace que determinados trabajadores sufran más tecnoestrés que otros?, y ¿qué consecuencias tanto personales como organizaciones tiene el tecnoestrés?

 

Tecnoestresores

Los factores que producen el denominado tecnoestres, según algunos estudiosos del tema son los tecnoestresores que se pueden categorizar en dos bloques: tecnodemandas y ausencia de tecnorecursos laborales.

Las demandas laborales son aspectos físicos, sociales y organizacionales del trabajo con TICs que requieren esfuerzo sostenido, y están asociados a ciertos costos fisiológicos y psicológicos, por ejemplo, la ansiedad. Las principales demandas en trabajadores que utilizan TIC son la sobrecarga de trabajo, demasiadas cosas que hacer en el tiempo disponible, la rutina en el trabajo, sobretodo cuando el trabajo con TIC es aburrido y monótono.

Los recursos laborales, son entre otros, el nivel de autonomía en el trabajo con las TIC y el nivel estrategico de implantación de TIC en las empresas. También la ausencia de recursos en el trabajo con TIC pueden llegar a convertirse en estresores, sin embargo la implantación de TIC reduce el contacto personal por lo que la posibilidad de recibir apoyo social, de tipo emocional, puede verse afectada.

Las empresas deben facilitar los mecanismos para que las personas puedan exponer los problemas que les supone un cambio en su manera de trabajar, en las habilidades requeridas para el desarrollo de la tarea, de manera que les facilite la adaptación al cambio.

Los recursos personales hacen referencia a las características de las personas que funcionan como amortiguadores del impacto negativo de las altas demandas y la falta de recursos laborales en el tecnoestrés. Entre los principales recursos hay características de personalidad más estables a lo largo del tiempo, y también creencias sobre las propias competencias para hacer frente a las tecnologías.

 

El Tecnoestres, ¿se puede medir?

Al igual que ocurre con cualquier tipo de estrés, no existe todavía un aparatito tecnológico con que lo podamos medir como ocurre con la temperatura o la tensión arterial.

Si existen diversos instrumentos generados mayoritariamente en Estados Unidos, que consisten en preguntas y respuestas múltiples con diversas escalas de respuestas, que utilizan ciertos profesionales, pero que por cierto, no tienen la confiabilidad necesaria para conocer exactamente el nivel de estrés o tecnoestrés. En estos casos siempre es preferible acudir a la prevención de los riesgos y cada uno aprender a manejar su propio estrés.

 

Recomendaciones

Para evitar la dependencia tecnológica, se proponen determinadas soluciones, tales como reservar un día a la semana sin tecnología para fomentar la comunicación y la relación personal, profundizar en el objeto de la tecnología y utilizarla solo para lo estrictamente necesario y limitar el horario de juego o de conexión de internet a un periodo determinado en el día.

Sin duda un buen comienzo para enfrentar el tecno-estrés sería tratar de escapar de la obsesión por estar todo el día “en línea”, para dar cabida a espacios en donde podamos enfrentar los retos tecnológicos con mayor humanidad y contacto con la naturaleza.

Aún así no debemos olvidar que el trabajo sería más duro y en ciertos casos, casi inhumano, sin máquinas como portátiles o móviles. Tampoco tendríamos el nivel de evolución que tenemos, ni podríamos tener reuniones con personas de distintos países a tiempo real casi con la posibilidad de poder palparlos.

Debemos recordar que las TIC son herramientas y, como tal, el efecto depende del uso que hagamos de ellas, que más información no significa necesariamente estar mejor informado y finalmente que detrás del uso de las tecnologías hay personas y como tal su respuesta no es la que obtenemos de un botón.

El mejor remedio para no sufrir la cólera de la tecnología es usarla con sentido común e inteligencia. Debemos descansar porque nosotros no somos máquinas, por ese motivo debemos “quitarnos el cable” de la tecnología y descansar algunas semanas. Leer un libro que no funcione con electricidad y sobre todo: sólo usar el móvil para ver la hora.

 

Bibliografía:

  • Estrés tecnológico. Ana María Alfaro de Prado Sagrera
  • Psicología preventiva. Marisa Salanova Dra. Susana Llorens, Dra. Eva Cifre
  • Equipo de Investigación Universitat de Castellón
  • Lic. Psicología Clotilde Nogareda
  • Estudio del National Institutes of Health EEUU
  • Libro: Tecnoestres. Universidad de Murcia
  • José María Martínez Selva
  • Libro: El ABC del Estrés Laboral. Dr. Hugo Rostagno

 

Distintos tipos de tecnoestrés
-Tecnoansiedad o tecnofobia: Tensión derivada por el uso de tecnologías y rechazo injustificado a ellas
-Tecnofatiga: Cansancio producido por la sobre carga de información
-Tecnoadicción: La necesidad de usar tecnología en cualquier momento y lugar, así como de estar continuamente actualizado
Síntomas más frecuentes
-Dolor a nivel cervical
-Siente pesados el brazo y el hombro
-Dolor de espalda
-Los ojos lagrimean y arden
-El sueño es muy pesado, o demasiado liviano
-Tiene frecuentes accesos de ira
-Dolor de estómago
-El correo electrónico es consultado decenas de veces por día
-Nunca apaga el celular
-Navega por Internet como autómata, no se sabe bien qué es lo que se está buscando
Medidas recomendadas
“¢ Las medidas para disminuir o contrarrestar esta patología son diversas; algunas están en manos del usuario y otras en la asesoría profesional
“¢ Es aconsejable que por cada hora de trabajo frente a un computadora se deben tomar 10 minutos para descansar los ojos, la mente y cambiar el aire
“¢ No tener varias tareas en marcha en el monitor
“¢ Emplear los teléfonos fijos y celulares con moderación
“¢ Escribir a mano cuando se pueda
“¢ No realizar otras actividades mientras se está frente a la computadora, como fumar, comer o hablar por teléfono
“¢ Reducir malos hábitos posturales
“¢ La solución no está en odiar a las máquinas
“¢ Tampoco pensar que llegará un momento en que nuestro conocimiento, sobre programas y sistemas será completo
“¢ Sólo se trata de saber desconectarse a tiempo
“¢ Después de todo es bueno saber que nosotros seguimos teniendo el enchufe a mano
Historia del tecnoestrés
Esta palabra fue acuñada por primera vez por el psiquiatra norteamericano Craig Brod en 1984 en su libro “Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution”. Lo define como: “una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable”.

Hace referencia a los problemas de adaptación a las nuevas herramientas y sistemas tecnológicos. Además, se entiende el tecnoestrés como “una enfermedad” y lo más relevante: causada por una falta de habilidad o incompetencia de los usuarios.

Tecnoestrés
Término que proviene del libro publicado en 1997 por Larry Rosen y Michelle Weil con el mismo título en el que se pone de manifiesto la adicción psicológica que puede producir el uso continuado de la tecnología. Se considera que una buena parte de la población puede estar aquejada de este mal de nuestros tiempos.

Algunas manifestaciones del mismo son:
“¢ Necesidad imperiosa de adquirir las últimas novedades tecnológicas que salen al mercado
“¢ Capacidad de estar manejando varios dispositivos tecnológicos a la vez lo que produce dispersión en la atención que puede llegar a provocar trastornos de concentración y memoria
“¢ Empobrecimiento palpable del lenguaje tanto escrito como hablado que se traduce en la creación de códigos de palabras sincopadas y jergas particulares
“¢ Utilización de la tecnología durante gran parte del día evitando el mantenimiento de relaciones personales

Los jóvenes son los más afectados por ese tipo de adicción que se concreta en el uso de la telefonía móvil e internet para comunicarse con sus amigos o en la pasión por los videojuegos. Los expertos consideran que la adicción por probar lo último en tecnología puede provocar frustración en caso de no conseguirlo derivando este comportamiento en estados de tristeza o ansiedad.


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