A raíz de estas condiciones se ordenó la inmediata evacuación de toda la gente de esta ciudad. Para conocer los efectos de este escape de gas se llevaron a cabo exámenes médicos a la población potencialmente expuesta.
Para conocer las consecuencias del accidente sobre el ambiente y la población se realizó un estudio de campo. Para la realización de este estudio se dividió el suelo en tres zonas: A, B y R.
La zona A era la más contaminada. En la zona B los niveles de dioxina eran menores y en la zona R era el área menos contaminada ya que estaba a mayor distancia de la fabrica.
Se registraron quemaduras químicas agudas, casos de cloroacné, el 88% correspondía a niños, la prevalencia más alta de estos casos fue en la zona A. Entre los efectos crónicos sobre humanos se produjo un Incremento de mortalidad por enfermedades del corazón, relacionada con la mala experiencia del accidente, con el estres psicosocial y con la exposición a la dioxina.
En la zona A todo el estrato superior del suelo fue removido y reemplazado con suelo no contaminado.
En la zona B el suelo fue removido de Plazas y parques públicos y de los jardines privados donde la concentración era alta. Entre 1982 y 1985, 41 barriles de residuos con dioxinas provenientes de la planta química fueron dispuestos en un incinerador a alta temperatura.
La dramática situación y las 37.000 personas expuestas provocaron que la Unión Europea aprobara en 1982 la Directiva Seveso, relativa a los riesgos de accidentes graves en determinadas actividades industriales. Estas directivas han sido revisadas y modificadas posteriormente.
Aunque el accidente de Seveso fue el que más trascendencia les otorgó a las dioxinas, éstas tienen tan mala fama debido a que se encontraron involucradas en otros episodios de contaminación ambiental como: la intoxicación masiva de personas por consumir aceite de arroz contaminado en Yusho (Japón, 1968) y en Yu-Cheng (Taiwan, 1979); la utilización de herbicidas contaminados conocido como “Agente Naranja” en la guerra de Vietnam (1962-1970); el incendio de transformadores de Bighampton (Estados Unidos, 1981) y más recientemente las dioxinas encontradas en pollos procedentes de determinadas granjas de Bélgica, que habían sido alimentados con pastos adulterados con grasas de origen industrial que contenían dioxinas.