29 de marzo de 2024

728×90 Servicio Modelo de Medicina del Trabajo
728×90 Servicio Modelo de Medicina del Trabajo

Disruptores endocrinos: una amenaza real

Cuando se habla del  riesgo químico, normalmente lo primero que a uno se le viene a la cabeza es la imagen de una fábrica de productos químicos. Sin embargo, si a un operario de limpieza que utiliza diariamente amoniaco, o a pintor que emplea disolvente de manera habitual, se les explicara detenidamente los efectos que pueden tener en su salud el uso continuado de dichos productos, seguramente que cambiaría la percepción que se tiene sobre este tipo de riesgos. 

Y es que si por lo general, esta idea preconcebida se tiene con productos químicos de los que a priori podríamos “intuir” que pueden tener un cierto grado de peligrosidad, en el caso de los Disruptores Endocrinos (a partir de ahora  DE), el desconocimiento es muchísimo mayor. 

Los DE, son sustancias químicas, que como su propio nombre indica, alteran el sistema endocrino de un persona, afectando a funciones vitales de nuestro organismo, como la reproducción, el desarrollo embrionario, el sistema inmunológico y hasta aspectos del comportamiento psisocosocial. Sin embargo, los efectos más preocupantes se presentan en los hijos e hijas expuestos durante el embarazo y la lactancia, apareciendo una  mayor incidencia de cáncer vaginal, bajo peso de nacimiento, pubertad precoz, hiperactividad, etc. Pero lo más alarmante es que este tipo de sustancias las podemos encontrar en múltiples lugares: en nuestro hogares, por la contaminación de alimentos con plaguicidas, en la exposición a productos plásticos, como juguetes, en el uso de detergentes o productos de cosmética, por la propia contaminación del medio ambiente, y evidentemente en nuestros centros  de trabajo.

CC.OO. lleva años exigiendo el reconocimiento de este tipo de sustancias como potencialmente peligrosas, y en este sentido ISTAS, ha editado multitud de publicaciones que informaban sobre este tipo de riesgos. Sin ir más lejos, recientemente ha publicado un interesantísimo informe sobre: “Disruptores endocrinos. Nuevas respuestas para nuevos retos“, con el que se ha pretendido dar a conocer, más si cabe, que son y como nos afectan los DE.  

La prevención de los riesgos para la salud y el medio ambiente por la exposición a DE supone un auténtico reto, ya que los métodos tradicionales de evaluación de riegos de las sustancias químicas utilizados hasta ahora, no son válidos para proteger a la población y al medio ambiente de manera efectiva, debido a sus particulares características toxicológicas:

Pueden actuar a dosis muy bajas, existiendo periodos del desarrollo que son especialmente vulnerables a la disrupción endocrina y provocando daños que pueden causar importantes efectos sobre la salud a lo largo de toda la vida. Pueden actuar combinadas y producir efectos a varias generaciones, tienen  largos periodos de latencia, y no es posible establecer umbrales de exposición seguros.

Por esta razón se considera esencial aplicar el principio de precaución, y adoptar medidas urgentes para:

  • Eliminar o reducir en la medida de lo posible la exposición a DE.
  • Evitar la exposición de niños y mujeres en edad reproductiva, embarazadas y lactantes.
  • Establecer nuevos métodos de identificación y evaluación que incluyan todas las sustancias capaces de interferir con el sistema hormonal.
  • Revisar la Estrategia comunitaria sobre alteradores endocrinos. 

Y es en esta última medida, en la que estamos de enhorabuena, ya que la  Comisión de Medio Ambiente, Salud y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo el pasado mes de enero, ha aprobado un proyecto de resolución que permita poner en marcha medidas urgentes  y concretas para proteger la salud de los ciudadanos de los DE.  

El texto recalca que es prioritario reducir la exposición pública a este tipo de sustancias químicas, y aborda cómo la ciencia debe ser utilizada para evaluar los riesgos de los DE. Es la primera vez en 10 años que el Parlamento Europeo pasa a la acción en este asunto, y lo hace a la luz del principio de precaución. El documento contiene un mensaje claro, y es que hace falta dar un vuelco a la estrategia europea sobre DE, de manera que se haga hincapié en el principio de precaución. En este sentido CCOO ha reclamado a las Administraciones españolas que hagas suyas estas recomendaciones y que este tipo de sustancias sean prohibidas o estrictamente controladas. 

Por su parte el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe, el más completo sobre los DE realizado hasta la fecha,  en el que se alerta del aumento de la exposición humana a los DE, por ello también han pedido con “urgencia” una investigación más completa sobre cómo estas sustancias químicas pueden alterar el sistema hormonal. 

Sin embargo, y  como se suele decir en estos casos,  hay “una de cal y otra de arena”. Ya que otras de las reivindicaciones que se han propuesto desde el sindicato ha sido la revisión del reglamento REACH. Para aquellos que no lo recuerden, el REACH, cuyas siglas en inglés significan: Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas, entró en vigor en el año 2007, y reformaba toda la legislación europea sobre la comercialización de sustancias químicas, tanto para las nuevas como las existentes con anterioridad, basándose siempre en el principio de precaución y transparencia de la información. Con este reglamento se unificaron más de 40 normas, y se establecía un nuevo  sistema de gestión y control de los riesgos sobre la salud y el medio ambiente ocasionados por las sustancias químicas peligrosas. 

Para CC.OO. el REACH se presentaba como un logro en la defensa de la salud y los trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, cuál ha sido la decepción del sindicato, cuando después de efectuarse la revisión del dicho Reglamento, por parte de la Comisión Europea, se ha concluido que no responde a las necesidades de protección de salud pública, poniéndose de relieve importantes deficiencias, que para el sindicato es imprescindible que se aborden a la mayor brevedad posible, deficiencias que van desde:

  • La mala calidad de la información sobre las características peligrosas de  las  sustancias  proporcionadas por la industria durante el proceso de registro. En el año 2011 ISTAS hizo público un informe en el que se evaluaba la implementación de dicha norma y el que ya se destacaba la falta de acceso de la ciudadanía a la información relativa a las sustancias químicas. 
  • Se estima que existen unas 1.500 sustancias de elevado nivel de preocupación en el mercado, sin embargo, durante estos cinco años únicamente 138 sustancias han iniciado el proceso de autorización o restricción que debería servir para eliminarlas del mercado. 
  • Por último y a pesar de que la Comisión sí que ha valorado el trabajo realizado por la ECHA (Agencia Europea de Sustancia y Mezclas Químicas), también ha manifestado que no ha tenido en cuenta las críticas de los sindicatos sobre su falta de transparencia. 

Evidentemente, no podemos negar que de unos años para acá hemos avanzado en la lucha contra los contaminantes químicos, sin embargo es una verdadera lástima, que teniendo herramientas legislativas con las que hacerles frente, no se sepa, o no se “quiera”, utilizarlas de formas adecuada.

Fuente: preventionworld

Notas relacionadas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *